El astro jamaiquino, en su última carrera de la alta competencia, se lesionó después de tomar la posta y no llegó a la meta.
El final más inesperado fue el que ocurrió: en su última carrera en la alta competencia, Usain Bolt sufrió una lesión muscular al tomar la posta del relevo final y no logró llegar a la meta en la Final del 4x100 de los Campeonatos Mundiales Londres 2017.
Gran Bretaña sorprendió al mundo para vencer a Estados Unidos, que contaba con los medallistas de oro y plata de los 100 metros planos, apenas hace una semana. En el último tramo, Nethaneel Mitchell-Blake se llevó al subcampeón mundial y poseedor de la mejor marca del año, Christian Coleman, para estallar en júbilo al público en el Estadio Olímpico.
Mitchell-Blake coronó su esfuerzo y el de sus compañeros con un cierre descomunal y un registro de 37.47 segundos, cinco centésimas menos que Estados Unidos.
Justo en ese último relevo, en el que estadounidenses y británicos disputaban la punta, Bolt tomó el testigo en tercera posición, en un instante el mundo esperó ver su zancada y potencia sobrehumanas, pero al tercer paso se dolió del muslo izquierdo, un "piquete" letal que lo dejó fuera de competencia y abrió paso para que Japón se quedara con el bronce con 38.04 segundos.
La despedida más triste para el hombre más rápido de la historia, al menos del que hay registros.
Bolt termina su carrera deportiva con ocho medallas de oro olímpicas y 11 de Campeonatos Mundiales, el dominio de tres ciclos olímpicos y las marcas mundiales de los 100 (9.58 segundos) y 200 metros planos (19.19 segundos) y el relevo 4x100 (37.04).
El único hombre que ha sido capaz de ganar tres veces en el héctometro y el medio óvalo olímpicos. Al que desde 2008 en las más grandes instancias ningún humano había podido vencer.
Usain Bolt se despide de Londres 2017 como un humano, de vuelta al mundo de los mortales, tras maravillarnos por nueve años como un semidios, con una velocidad que en pleno 2017 no hemos alcanzado a comprender.
La última lección que nos mostró Bolt fue la fragilidad humana. Hoy no, pero con el paso del tiempo entenderemos que eso lo hace aún más grande.
Por Ricardo Otero
Fuente: UNIVISION